Al disponer de menos servidores, se reduce notablemente el consumo energético y la huella ambiental.

Permite montar máquinas rápidamente máquinas virtuales para entornos de prueba y preproducción de una forma segura sin afectar al resto de sistemas en caso de error

Podremos montar tantas máquinas virtuales como el hardware de nuestro servidor nos permita, pudiendo asignar y cambiar los recursos (CPU, RAM, disco duro…) a cada máquina conforme nuestras necesidades.

En casos de desastres, la recuperación de una máquina virtual es muy rápida, no es necesario reinstalar, recuperar backups y otros procedimientos largos y tediosos como ocurre en los servidores físicos.

Si tenemos una aplicación antigua sólo compatible con un sistema operativo concreto podremos crear una máquina virtual sólo para ejecutar esta aplicación sin comprometer a la seguridad y estabilidad del resto de sistemas.

Las características avanzadas que poseen los sistemas virtualizados nos facilitan la posibilidad de crear sistemas de alta disponibilidad para recuperación de desastres.